sábado, 16 de junio de 2012

Tres meses con agua: conclusiones


Finalizó mi último experimento minimalista: beber solo agua durante tres meses.
 
Cumplimiento
A pesar de los numerosos compromisos sociales, comentarios, preguntas insistentes, etc. he cumplido a rajatabla las condiciones del experimento - beber únicamente agua - salvo en dos ocasiones muy puntuales que paso a detallar en seguida; por tanto, el grado de cumplimiento se sitúa en el 98%

Incumplí las reglas en un encuentro con antiguos compañeros del instituto. Después de 23 años, me reencontré con aquéllos con los que compartí penas y alegrías durante mi adolescencia. En aquellos tiempos pasé cuatro años conviviendo con ellos en un internado: estudiábamos juntos, comíamos juntos y dormíamos seis personas en cada habitación, éramos una piña... vamos, como una mili de cuatro años de duración. En este reencuentro hicimos botellón y sucumbí tomando varios cubatas.

El segundo incumplimiento fue bien distinto. Por cuestiones familiares que prefiero no detallar tuve que hacer unos 600 Km con el coche en un día y medio y pasar muchas horas sin apenas dormir. Para aguantar el tirón hice uso de la droga más consumida en el mundo occidental: el café.

Sensaciones a nivel físico
Sinceramente, no he notado ningún cambio sustancial a nivel físico. Al poco tiempo de empezar el experimento perdí algo de peso, lo achaqué en un principio al hecho de haber dejado de tomar vino y cerveza, pero poco después volví a recuperar ese peso, así que seguramente se debió simplemente a algún cambio en la actividad física o vete tú a saber qué.

Recuerdo que hace muchos años (unos 20 más o menos) cuando me hice vegetariano prácticamente de un día para otro, noté un subidón de energía bestial, como cuando en un videojuego tu personaje recoge las botellitas de stamina :) No sé por qué pero tenía la expectativa de que con este experimento notaría algo parecido pero ni por asomo, nada de nada.

Socialización
La bebida cumple una función social. La gente queda para "tomar unas cervezas" o para "beber un café". Si le dices a alguien que quieres quedar para dar un paseo o para sentarte en la orilla de la playa y contemplar el atardecer te mira con cara de ¿de dónde has salido tú?

Una de las conclusiones que saco del experimento es que si quieres seguir formando parte del mundo, tienes que beber algo que no sea agua de vez en cuando.

He tenido varias comidas de trabajo y varias celebraciones durante estos tres meses. Me he servido de un truco para evitar tener que dar explicaciones: pedía siempre media copa de vino y un vaso de agua. La copa de vino me servía para brindar y para evitar preguntas y el agua lógicamente era lo que me bebía. 

Cambio de hábitos
Antes del experimento solía tomar vino o cerveza con las comidas y excepcionalmente algún refresco con gas, nunca tomaba agua. Durante estos tres meses de experimento he bebido agua con las comidas a diario, y tengo que decir que me gusta y voy a seguir haciéndolo. Puede que tome alguna vez vino o cerveza en el futuro pero no a diario como antes.

También hay cambios en cuanto a los refrescos con gas. Antes del experimento los tomaba de vez en cuando pero ahora no los puedo ver ni en pintura. Se acabó eso de llevar latas de refresco a mi excursiones por el campo, agua y nada más.

Tampoco me apetece nada tomar zumo, prefiero comer la fruta directamente. El zumo de naranja se queda para combinarlo con el vodka muy de vez en cuando.


¿Qué tal os ha ido a vosotros con vuestros respectivos experimentos?

10 comentarios:

  1. Luis José, te felicito por el éxito de tu experimento y, sobre todo, por la valentía con la que te has enfrentado a un reto tan duro de pasar los tres últimos meses bebiendo solo agua y nada más. Creo que cada uno de los que han participado en este proyecto minimalista ha podido sacar más de una conclusión de esta curiosa experiencia.
    Mi pequeño experimento consistió en prescindir durante los últimos 90 días del alcohol y de las patatas fritas popularmente conocidas como los “chips” :) Tengo que decir que en ningún momento había considerado excesivo mi consumo de estos productos, no obstante, solían formar parte casi diariamente de mi menú, por lo que decidí excluirlos del consumo para participar en el experimento.
    Igual que tú, cometí varias “infracciones” puntuales a lo largo del experimento, tres en total: dos copas de cava durante dos celebraciones familiares independientes y una copa de tinto durante una cena oficial. Lo sorprendente es que no se han producido por el hecho de tener antojos imposibles de lo “prohibido”, sino que por el motivo puramente social: la costumbre de celebrar acontecimientos importantes brindando con un poco de alcohol (dicen que brindar con agua trae mala suerte, jejeje). Es más, me resultó sorprendente no tener ganas de consumir nada de lo “vetado” desde el primer día del experimento. De aquí, la primera rotunda conclusión: la presunta dependencia de los productos de los que me privé durante el experimento no era más que fruto de mi imaginación.

    ResponderEliminar
  2. (continuación - parte2)
    Quizás, a veces nos resulta difícil imaginar nuestra vida sin algo a lo que tenemos mucho apego, cuando en realidad “nos esposamos” así por nuestra propia comodidad buscando en ello una especie de “consuelo” psicológico y sinceramente creemos que es algo imprescindible para nuestra existencia... Tenemos que atrevernos a eliminar, temporalmente o definitivamente, nuestras “debilidades” para valorar su verdadera importancia.
    Otro resultado inesperado en el que coincido contigo: no he notado ningún cambio a nivel físico, ¡en absoluto! Es decir, tanto mi estado de ánimo, como mis preferencias alimenticias, mi aspecto y peso siguen siendo iguales. Puede que en esto también haya sido sobrevalorada la influencia del alcohol y de las patatas fritas al cuerpo humano :)

    ResponderEliminar
  3. (continuación - parte3)
    Estoy de acuerdo con que
    no valoramos debidamente la repercusión social que va pisando
    fuerte en todo lo que hacemos, comemos, con lo que nos aficionamos.
    El ambiente (la familia, los amigos) a veces nos pone muy difícil ir
    a contracorriente y nos hace asumir sus normas y costumbres, que
    hasta tener preferencias en comida y/o bebida distintas a las de los
    demás puede afectar negativamente a nuestras relaciones sociales.
    Creo que si durante el experimento hubiera dejado de tomar café, se
    habrían reducido significativamente mis encuentros con amigos y
    familia.
    A partir de ahora pienso
    volver a tomar algo de alcohol y patatas fritas de vez en cuando,
    aunque procuraré beber bastante agua todos los días. Antes de
    empezar el experimento me resultaba una tarea difícil; ahora
    prefiero agua antes cualquier otra cosa.
    Por último, Luis José,
    quiero agradecerte tu apoyo durante este experimento y, como siempre,
    mucha suerte con todo lo que te propongas,

    Elena.

    ResponderEliminar
  4. Felicidades por tu perseverancia
    en el experimento, sobre todo como apuntas, el que somos seres sociales,
    nuestra sociabilidad es nuestra cadena…


    Socializamos el tomar algo,
    el fumar, la droga, el partidismo… y así todas las actividades humanas, de ahí
    la importancia de controlar a los líderes.


     


    Cuando comencé la obligada
    dieta que me ha devuelto la salud (y que estoy obligado a mantenerla) me era
    muy difícil el socializarme con los demás, pues mi estricta dieta chocaba con
    sus hábitos…


     


    El quid de la cuestión está
    en la autonomía de criterio… y al que no le guste, que le den…


    Un saludo


     
     

    ResponderEliminar
  5. Buenas tengas mi estimado. Déjame comentarte que el día de hoy me he leído gran cantidad de los posts que has publicado en tu blog (los que más me gustaría aplicar los he guardado en una lista) así de jalón como se dice coloquialmente, primero que nada quiero felicitarte por el gran trabajo que has venido haciendo, porque tus textos son muy amenos pero sin descuidar el lenguaje; segundo, decirte que yo no conocía este concepto/forma de vida que es el minimalismo y me ha parecido de lo más interesante, voy a empezar a investigar más sobre él pero sobre todo a aplicar lo que voy aprendiendo y espero que a la larga me pueda acostumbrar. Con tus posts me he dado cuenta de lo desordenado que he sido todo este tiempo, por fortuna creo que es algo que se puede mejorar y ya he empezado haciendo pequeñas modificaciones en mi espacio personal, aplicando la regla de las 3 pestañas y el abuso del F11 
    para la computadora  (no sé si lo he leído aquí o en uno de los enlaces que publicaste jaja). Muchas gracias y un cordial saludo desde el otro lado del mundo, un gusto para mí el leerte.

    ResponderEliminar
  6. Hola Elena, muchas gracias por tu extenso comentario :)
    Sin duda, el aspecto social de la bebida le queda patente a todo el que ha llevado a cabo el experimento. Es muy interesante lo que comentas del apego y daría para varios artículos. Algunas bebidas y comidas forman parte de esa lista interminable de "consuelos psicológicos" que nos parecen imprescindibles en nuestra vida pero que no son más que manifestaciones de nuestros miedos y debilidades.
    Saludos

    ResponderEliminar
  7. Hola Rubén, efectivamente, yo creo que el verano es la peor época para plantearse el experimento; es difícil renunciar a una cerveza o un tinto de verano en una terracita cuando aprieta el calor :)

    Cuando realices el experimento, pásate de nuevo por el blog y cuéntanos tus impresiones.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  8. Hola Avalon, a mí también me ha resultado complicado en muchas ocasiones socializar por el hecho de ser vegetariano, así que te comprendo perfectamente en lo que dices de la dieta.

    Al que no le guste ajo y agua :)

    Saludos

    ResponderEliminar
  9. Gracias por tus palabras y bienvenido al blog y al minimalismo :)
    Me alegra saber que algunos de los consejos que se dan por aquí son de utilidad, incluso para gente del otro lado del mundo (nuestros hermanos como quien dice).
    Espero verte más por aquí. Un saludo.

    ResponderEliminar