miércoles, 15 de septiembre de 2010

La caja tonta

Cuando me mudé a mi propio piso tomé la decisión de no tener televisión. Diez años después, puedo afirmar con rotundidad que fue una decisión totalmente acertada. Leo, cocino, trabajo... pero no veo la televisión, sencillamente porque no tengo, ni falta que me hace. Ni siquiera pierdo el tiempo considerando la opción de verla o no verla porque, en mi caso, esa opción no existe.

¿Qué nos ofrece la televisión?
Como medio audiovisual tiene un potencial enorme: noticias, documentales, películas, reportajes... La cuestión es ¿aprovechamos de verdad esa capacidad como medio y esa variedad de contenidos? ¿podemos llegar a esos contenidos por otros cauces sin necesidad de tener televisión? A la primera pregunta podemos contestar sí o no dependiendo del nivel de zapping y de la existencia o no de planificación a la hora de sentarse delante del aparato. A la segunda pregunta podemos contestar con rotundidad que sí. Hoy día a través de internet podemos tener acceso a cualquiera de los contenidos que nos ofrece la televisión, pero además de una forma activa, eligiendo nosotros en cada momento la información que queremos obtener. No todo internet es orégano pero eso es otro asunto que daría para otro artículo.

Los televidentes no son tontos
Debo confesar que cuando empecé a escribir este artículo tenía unos prejuicios no demasiado favorables hacia los telespectadores. Pensaba que la mayoría de la gente se pasa el día viendo programas de cotilleos, esos en los que unos a otros se profieren gritos y parecen competir a ver quién tiene menos educación e inteligencia. Hay quien lo ve (en caso contrario no existirían esos programas) pero afortunadamente los hábitos de los espectadores van cambiando y parece que se va imponiendo la lógica, no son tantos como yo pensaba, al menos así lo constatan los datos. A comienzos de 2006, las cadenas líderes de audiencia eran Antena 3, Telecinco y La 1 que copaban el 21'9 %, 20'7 % y 19'2 % respectivamente. Las cadenas temáticas dedicadas en exclusiva a noticias, documentales, películas, etc. apenas llegaban al 7'8 %. Actualmente se le ha dado la vuelta a la tortilla, los espectadores buscan contenidos específicos. Las cadenas temáticas representan hoy día el 29'4 % (y sigue creciendo) mientras que todas las demás cadenas se quedan por debajo del 16 % de audiencia (datos de FórmulaTV).

No obstante, la televisión sigue siendo el medio de comunicación (¿?) de masas por excelencia y tiene enganchados a millones de personas, ¿eres tú uno de ellos? Espero que no, pero sea cual sea tu respuesta, te propongo dos opciones para enfrentarte a la "caja tonta".

Opción 1: Deshazte de la televisión
No te arrepentirás. Es la opción más radical pero también la mejor. Cualquier cosa que hagas en lugar de quedarte embobado frente al televisor será más provechosa. Si te parece demasiado radical y no estás seguro de poder hacerlo puedes probar a tener desenchufado el televisor durante una semana y decidir entonces si te deshaces de la caja tonta para siempre o si te decantas por la segunda opción, más moderada.

Opción 2: Planifica tu programación
Hazte un planning semanal y decide qué vas a ver y cuándo. Puedes consultar la programación de cada canal en internet. Toma conciencia de que eres tú el que maneja la televisión y no es ella la que te maneja a ti. No uses el mando a distancia, mételo en un cajón, eso hará que no empieces a hacer zapping y se vaya al traste tu plan. Intenta pasar al menos un día a la semana sin ver nada. Para esto último, lo mejor es desenchufar el aparato. Tener el mando a distancia al alcance y el televisor en stand by puede hacerte sucumbir a la tentación.

Por último, te propongo diez cosas que puedes hacer en lugar de ver la televisión:
  • Hacer el amor
  • Hablar con quien tengas cerca
  • Pasear
  • Leer
  • Escuchar música
  • Jugar al ajedrez
  • Cocinar
  • Leer este blog
  • Tumbarte y mirar al techo
  • No hacer nada
¿Se te ocurre alguna más?

7 comentarios:

  1. Hay un montón de alternativas para substituir "la droga" de la tele, pero lo más importante es que la ausencia de la caja tonta o su moderado empleo nos hace pensar más en lo que sucede en nuestro alrededor, nos ayuda a vivir nuestra propia experiencia y dedicarnos a lo que realmente nos gusta y nos importa.

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  2. Yo no llego hasta el punto de deshacerme de la TV, pero bien es cierto que he disminuido en más de un 90% el tiempo que le dedico. Ahora sólo veo el telediario (que cada vez me gustan menos), alguna película muy esporádicamente y, lo que más veo son documentales. Pero lo que se dice televisión, programas de televisión, ya no veo ninguno.

    En febrero compré una TV de 50" porque mi interés estriba en los documentales, es lo único por lo que la compré, y de verdad que me siento dos o tres veces por semana a ver un buen documental, que por lo menos siempre se aprenden cosas y me ayuda a recapacitar sobre muchas cuestiones.

    El problema principal de la mayoría de las personas que conozco es que no seleccionan lo que quieren ver, ponen la TV como si fuera un acto reflejo y luego hacen zapping para ver qué encuentran interesante, lo peor es que la TV siempre se queda encendida aunque no encuentren algo interesante y es cuando lo que se ve a través de ella es contenido más que cuestionable.

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  3. Muchas gracias a los dos por comentar el artículo.
    En efecto, como con todo, en caso de tener TV, lo importante es hacer un uso responsable y sobre todo CONSCIENTE.

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  4. Hace un par de años estaba de alquiler en un piso que tenía ya televisión. Era una televisión pequeña, pero no podía deshacerme de ella; lo que sí hice fue esconderla: la puse debajo de la cama. El simple hecho de tener que ir a la habitación, agacharme y luego ir al salón y ponerla sobre el mueble me disuadía la mayoría de las veces en que sentía la tentación.

    Creo que muchas veces nos ponemos a ver la televisión simplemente porque es lo más fácil.

    A diferencia de actividades más creativas e inteligentes como pintar, leer, escribir, etc., la televisión no necesita apenas energía de activación. Es tremendamente fácil entrar en "modo televisivo" y una vez que estás en ese modo el efecto narcotizante es tan grande que se te pueden pasar las horas sin apenas darte cuenta. Por ello, lo mejor es eliminar la televisión -como Luis José- o si no es posible, obligarnos con alguna treta a que la energía de activación necesaria sea lo suficientemente grande como para disuadirnos de caer en la tentación.

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  5. Cuando se iba a dar el famoso apagón analógico, me di cuenta de que dedicaba muy poco tiempo a la televisión, y apenas lo disfrutaba, por lo que decidí no comprarme el famoso aparatito para la TDT: mi tele quedaría relegada a la función de ver DVDs cuando me apeteciera. Así he vivido, sin echar a tele de menos... hasta que me mudé con mi pareja. Y he de admitir que me cuesta horrores soportar un rato de tele, un zapping. He aprendido a vivir sin tele y no me gusta nada el cambio :(

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  6. Esta opción es fácil cuando no se tienen niños. Yo tengo tres: Mayorcita, Gemelo y Gemela. No los anestesio con la tele, porque soy de esas madres que hacen juguetes con cajas de cartón y bricks de leche, que no enciende la tele los fines de semana... pero te confieso que si la tele no existiera Papá y Mamá no recordarían ni el parentesco que les une. ¡Y de hacer el amor, ni te digo!

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  7. hahahaha me agrada ver vuestros comentarios hoy mismo he decidido tambien dejar de mirar la television todo son peiculas o series que se repiten sin cesar, lo mas curioso es que me he puesto a leer un libro que me he bajado de una pagina web de libros i me he leido 82 paginas de una estacada, me siento super bien i lo pienso acabar vamos resumiendo mejor leer o salir a la calle que mirar la caja tonta a si se me olvidaba me ha encantado lo que has escrito muy bien argumentado ha sido super facil leerlo i entretenido venga un saludo desde barcelona 

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